Mucho de lo que creemos sobre los masajes es falso, lo damos por bueno por pura tradición. Según explica Tomás Gallego Izquierdo, director del Instituto Fisioterapia y Dolor de la Universidad de Alcalá, los bulos y los mitos que hoy nos confunden han crecido desde la Edad Media, cuando el masaje pasó al ostracismo porque todo lo relacionado con el contacto con el cuerpo era pecaminoso. «Es entonces cuando pasa a manos de curanderos y otras personas nada cualificadas, y todavía nos cuesta entender que el masaje es una técnica más entre las que puede elegir un fisioterapeuta después de realizar diagnóstico mediante la aplicación del razonamiento clínico». El error de dejar que lo practique cualquiera ha fomentado falsas creencias que, de lo arraigadas que están, constituyen auténticos peligros que conviene evitar.

No hay alivio sin dolor

Experimentar molestias o sentir los músculos tensos después de un masaje es normal, sobre todo si ha pasado un tiempo desde el último o es el primero, según el terapeuta Tracy Segall, de la Clínica Cleveland. Pero esto no significa que tenga que doler para ser efectivo. Si la intensidad del masaje te hace apretar los dientes, puede que el masajista esté tensando demasiado esos músculos que lo que necesitan es justo lo contrario. Una presión excesivamente intensa puede ocasionar daños en los tejidos, hematomas o sangrado. «Si sientes dolor, habla con el profesional. Se pueden hacer reajustes», aconseja Gallego.

El masaje capilar evita la caída del cabello

Sería una opción muy cómoda y barata, pero lo cierto es que no existe ninguna evidencia de que un masaje en el cuello cabelludo prevenga la calvicie. El doctor japonés Taro Koyama comprobó que, después de 24 días de masajeo, el grosor de cada pelo aumenta unos 0,007 milímetros. Pero su propio estudio indica que, a los 12 días, los participantes de la investigación habían perdido masa capilar por estirar demasiado las células de la zona masajeada.

Alivian cualquier dolor

Su acción beneficiosa, casi inmediata, es impagable, pero cuando hay una enfermedad es un médico quien tiene que valorar el dolor. El masaje podría producir cierto alivio, pero también agravar la lesión y retrasar el diagnóstico. En muchas ocasiones se practica un mismo masaje para todo y sin ninguna supervisión médica, lo que puede ser muy poco aconsejable: no se puede aplicar si hay infección en la piel, trombosis, esguinces agudos, desgarros musculares, enfermedades reumáticas, fibrosis, tumores o problemas renales. Especialmente crítica es el área cervical.